Desarrollar una buena inteligencia emocional en los niños es una tarea difícil, que requiere tiempo, práctica y desarrollo de buenos hábitos. Pero es fundamental lograrlo ya que esto definirá en buena parte la vida adulta de los pequeños y cómo se comportarán cuando tengan la edad de sus padres.
Por ello, en este artículo te dejamos algunas claves y estrategias que pueden ayudarte a enseñar y validar las emociones de los infantes, con el fin de que ellos crezcan sanos no solo en lo físico, sino en la emocional y lo mental.
¿Cuáles son las emociones básicas de los niños?
Existen seis emociones básicas que todo niño ha vivido o vivirá en algún momento de su vida:
a) Alegría
Es el sentimiento de placer cuando se viven acontecimientos agradables o placenteros. Puede presentarse ante una persona (por ejemplo, los padres), cosa (al manipular su juguete favorito) o situación (cuando juega con otros niños).
b) Miedo
Es la reacción de angustia e inseguridad que se tiene al anticipar una amenaza o daño real o imaginario. Al protegerte de un peligro, te pone en estado de alerta.
c) Asco
Es una emoción de desagrado respecto a algo o alguien, lo que provoca rechazo y no querer saber más de ese algo o alguien. También se le conoce como repulsión.
d) Tristeza
Es un sentimiento de aflicción respecto a una pérdida, una decepción o el sufrimiento que genera alguna cosa o evento. Generalmente se trabaja en superarlo a través de la aceptación, la expresión abierta de ese sentimiento y la comprensión de que en la vida hay momentos de desilusión o pérdida.
e) Enojo o ira
Asociada a la frustración, es una manifestación de malestar y enfado frente a algo que no sale como se tenía planeado o cuando algo o alguien nos molesta con acciones perjudiciales.
f) Sorpresa
Es una sensación de estupefacción o asombro frente a algo extraordinario, desconocido o inesperado. Nos ayuda a conocer fenómenos nuevos y alimentar la curiosidad.
Ventajas de que los niños manejen sus emociones
Como señala el psicólogo Daniel Goleman, autor del libro "Inteligencia Emocional", enseñar a los niños a manejar sus emociones es muy valioso porque les permite mejorar su capacidad de atención, que a su vez les permite comprender mejor el mundo que los rodea.
Otras razones por las que los padres, tutores, maestros u otras figuras de autoridad deberían ayudar a los niños a expresarse emocionalmente de manera correcta son las siguientes:
Porque aprenderán mejor en clases.
Serán menos susceptibles al estrés y la ansiedad.
Tienen pocos problemas de conducta, como peleas con otros niños o desobediencia abierta a sus profesores.
Tendrán mejor autoestima.
Se conocen mejor a ellos mismos, saben mejor cómo se sienten, qué les gusta y qué les disgusta.
Harán amigos y conocerán a otros niños con menor dificultad.
Serán más tolerantes a la frustración, harán menos berrinches y se enojarán menos.
Estarán más motivados y con energía en sus tareas escolares y cotidianas.
Tendrán más confianza en sí mismos y se sentirán más capaces de hacer y aprender cosas por su cuenta.
Podrán ver el lado positivo de la vida y vivir, en general, de una manera más plena.
¿Cómo ayudar a los niños a manejar sus emociones?
Ahora que sabes las principales emociones que sienten los niños y las ventajas de que expresan una buena inteligencia emocional, enlistamos algunas acciones o estrategias que puedes practicar para ayudarles a manejar sus emociones de manera sensata y asertiva:
Ayúdales a expresar sus emociones por ejemplos. Por ejemplo, si están molestos o enojados, primero pídales que le digan en voz alta la situación o evento que les hizo enojarse, gritar o hacer rabietas, para que comprendan e identifiquen mejor las cosas que les perjudican.
Valide lo que siente el niño, no lo niegue ni lo menosprecie. Validar las emociones significa hacerle ver al infante que es perfectamente normal experimentar a veces emociones negativas, por ejemplo, es normal y sano sentirse triste por la muerte de un ser querido o una mascota. Además de hacerle ver esto, demuéstrale que usted estará allí para apoyarlo y acompañarlo.
Use las muestras de cariño para contener los sentimientos, especialmente los negativos. Por ejemplo, dele abrazos al niño si se siente triste, recompense con un beso en la mejilla si el niño se siente alegre o tranquilo o ayúdele a serenarse con palmadas amistosas en el pecho o la espalda si se siente enojado.
Enseñe siempre con el buen ejemplo. Difícilmente los niños aprenderán a calmarse si usted demuestra rabia o ira descontrolada en sus acciones, o si recurre a gritos o regaños desproporcionados para mostrar su frustración. Muéstrales que usted puede mantener la calma ante las situaciones adversas.
Busque actividades que le ayuden a formar vínculos y comunicación con los niños, con el fin de que éstos sepan que cuentan contigo para regular y expresar sus emociones. Por ejemplo, participe en juegos con ellos, dialogue o platique con él por algunos minutos sobre temas cotidianos, por ejemplo, cómo le va en la escuela.
Muestre empatía, no prohíba ni se burle de las emociones de los niños. Recuerde cómo eras a su edad: probablemente hacías berrinches o no compartías tus cosas con otros niños. También promueva la empatía haciéndoles preguntas que involucren a otras personas, generando razonamientos en los cuales los infantes entiendan que no pueden perjudicar con sus emociones a otros, por ejemplo, "¿por qué crees que tu hermano está llorando?" o "¿cómo piensas que se siente tu mamá cuando no le haces caso?".
Evita los castigos corporales y la censura permanente de lo que viven y sienten. Si el niño cometió un error al exhibir sus emociones, razone con él para que corrija, nunca recurras a pedagogías bárbaras "para que entiendan de una buena vez". Tampoco ayudas si estás permanentemente regañando al niño con advertencias del tipo "no hagas esto", "no digas aquello" o "quédate callado", que sólo reprimen las emociones y pueden perjudicar el posterior desarrollo personal de la criatura.
Elogie y premie cuando el niño hace bien las cosas. Esto hará saber al pequeño que las emociones positivas son las que debe ejercitar de manera más seguida y las que causarán felicidad y dicha en su vida. Por ejemplo, si el niño comparte sus juguetes con los hermanos o primos, si hace un mandado por cuenta propia o si conoce a otros niños, estimule esas acciones y hágale saber que va por un buen camino hacia una inteligencia emocional sana.
¿Qué otras acciones consideras valiosas para el buen manejo de las emociones infantiles? ¡Déjanos tus comentarios!