Las deudas no sólo tienen un impacto importante en nuestras finanzas, sino que también pueden calar hondo en nuestra mente y emociones.
Diversos estudios e investigaciones revelan que, desde que contraemos una deuda, en nuestro cerebro se desencadenan una serie de reacciones psicológicas, cognitivas y conductuales que pueden tener un impacto negativo en nuestro bienestar.
El impacto psicológico de las deudas
Como ya lo adelantábamos, las deudas pueden ocasionar severos estragos emocionales, algunos de ellos son los siguientes:
Ansiedad y estrés. La preocupación por las deudas puede generar un estado de ansiedad constante, dificultando la concentración, el descanso y la toma de decisiones. De hecho, una investigación de la Universidad de Chicago encontró que las personas con altos niveles de deuda tienen un mayor riesgo de sufrir depresión y ansiedad.
Baja autoestima. El sentimiento de no poder controlar nuestras propias finanzas puede afectar negativamente nuestra autoestima, generando sentimientos de vergüenza, culpa e impotencia. Según un estudio del Pew Research Center, las personas con deudas tienen un menor nivel de satisfacción con su vida en comparación con quienes no las tienen.
Deterioro de las relaciones. El estrés financiero también puede generar tensión y conflicto en las relaciones laborales y familiares. Una investigación publicada en el Journal of Family Psychology reveló que las parejas con problemas de deudas tienen una mayor probabilidad de divorcio.
Impacto en la salud física. El estrés crónico asociado a la deuda puede tener repercusiones en la salud física, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales y problemas del sueño. Un estudio de la Universidad de Harvard encontró que las personas con altos niveles de deuda tienen un mayor riesgo de sufrir hipertensión arterial.
Por si fuera poco, otras investigaciones han encontrado que la tensión constante originada por las deudas puede incrementar los niveles de cortisol, mejor conocida como la hormona del estrés, lo que a su vez puede dar paso a la aparición de síntomas de depresión, ansiedad e incluso problemas a nivel físico.
Motivos psicológicos del endeudamiento
Ahora analicemos cuáles son los factores o “resortes” emocionales que nos empujan al endeudamiento.
El primero de ellos es la constante búsqueda de la gratificación inmediata. El consumismo, la publicidad y otro tipo de factores relacionados nos seduce frecuentemente con la idea de que seremos más felices y plenos mediante la adquisición de bienes materiales, creando una preferencia casi fundamentalista del “aquí y ahora”.
En ese sentido, varias investigaciones han demostrado que las personas tienden a sobrevalorar los beneficios presentes y subestimar los costos futuros. Este fenómeno, combinado con la facilidad para gastar con tu tarjeta de crédito, por ejemplo, explica en gran medida por qué puedes caer en la trampa del endeudamiento sin ser muy consciente de ello.
Pero la gratificación inmediata no es el único problema. Otros estudios han revelado que las personas con niveles de ansiedad tienen más probabilidades de endeudarse de manera compulsiva. De igual manera, la culpa y la vergüenza pueden generar sentimientos de impotencia y desánimo, dificultando la búsqueda de soluciones para salir de este problema.
Bienestar emocional y financiero: ¿cómo conseguirlo?
Ahora bien, ¿qué podemos hacer para contrarrestar este malestar emocional que originan las deudas? Aquí te van algunas recomendaciones:
Reconoce y acepta tus emociones. El primer paso para superar el impacto psicológico de la deuda es reconocer y aceptar las emociones que genera. Permitirse sentir la ansiedad, la tristeza o la frustración es fundamental para empezar a procesarlas y superarlas.
Busca apoyo profesional. De ser necesario, busca ayuda calificada. La guía de un psicólogo especializado en estrés, ansiedad y comportamientos compulsivos puede ser invaluable para desarrollar estrategias útiles para manejar las emociones negativas relacionadas con las deudas.
Establece un plan de acción. Crear un plan realista para pagar tus deudas, con metas alcanzables y un seguimiento constante, puede ayudar a recuperar la sensación de control y reducir la incertidumbre. Muchas veces la inacción es el detonante de todo el problema, toma cartas en el asunto desde hoy.
Edúcate en temas de finanzas. Aprender conceptos, tácticas y estrategias sobre la gestión de tus ingresos y gastos puede ayudarte a evitar caer en situaciones de endeudamiento en el futuro.
Cultivar el bienestar mental. Está demostrado que actividades como la meditación son útiles para reducir el estrés y la ansiedad, así como para mejorar la capacidad para afrontar las dificultades financieras.
Fortalecer la autoestima. Enfócate en tus fortalezas y logros personales. También procura tener presentes las metas que has cumplido, estos simples actos pueden ayudarte a combatir la sensación de incapacidad, reducir la espiral de pensamientos negativos y aumentar la confianza en ti mismo.
Apuntala tus relaciones. Si tu situación financiera creó algún tipo de conflicto con una persona importante para ti, acércate a ella y explícale tu situación actual, cuéntale cómo te sientes y, de ser necesario, ofrece una sincera disculpa. Verás que esto te será útil no sólo para fortalecer tu relación, sino que también será un desahogo que tal vez necesitabas desde hace mucho tiempo.
Como ya te habrás dado cuenta, las deudas no sólo afectan nuestro bolsillo, por lo tanto es necesario ser consciente del impacto emocional que tienen en nuestra vida y buscar estrategias que nos permitan gestionarlas adecuadamente para recuperar y preservar nuestro bienestar mental.
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