¿Algún familiar, amigo o conocido te pidió ser aval en un crédito o préstamo que solicitaron? ¡Mucho cuidado! Puede ser una mala idea.
A continuación, te diremos lo que realmente significa ser aval y las consecuencias de esto:
Para otorgar un crédito, algunas instituciones financieras exigen a quien lo solicita el respaldo de otra persona para garantizar la devolución de su dinero.
Un aval es una persona que garantiza y respalda que quien pidió el préstamo pagará y cumplirá de forma puntual su compromiso financiero.
En caso de que la persona avalada no cumpla con sus obligaciones, el aval se compromete a pagar el crédito de quien lo solicitó, es decir, asumirá su deuda.
En síntesis, ser aval financiero es el equivalente a dar la cara por otra persona y a responder por ella en caso de que cometa errores o tenga retrasos en el pago de su crédito.
Existen dos razones principales por las cuales los prestamistas exigen el aval de un conocido para otorgar un crédito:
1. Quien lo solicita no tiene ingresos suficientes, no cuenta con un patrimonio sólido o tiene problemas y/o atrasos en su historial crediticio, por ejemplo, dejó de pagar alguna deuda y eso lo registró Buró de Crédito.
2. El crédito solicitado es para un objetivo que requiere un gran monto de dinero, como iniciar un negocio o comprar una casa.
Avalar a alguien puede ser una conducta noble en otros ámbitos, como las relaciones familiares. Sin embargo, en las finanzas personales te puede dar muchos dolores de cabeza. Te presentamos los principales riesgos de ser un aval:
1. Te afecta en Buró de Crédito
¿Te acuerdas cuando tus maestros de la escuela o tus padres te castigaban por algo que no hiciste? Esto es precisamente lo que va a pasar si corres el riesgo de ser aval de alguien que no paga sus deudas.
Muchas entidades financieras deciden “pasarte la bolita” y determinar que debes pagarles la deuda pendiente que respaldaste. Si no lo haces, entonces quedará como una mancha en tu historial crediticio y bajará tu calificación en Buró de Crédito.
Y todo por una deuda que jamás solicitaste ni usaste.
2. Te pueden embargar
En caso de que el deudor que avalaste deje de pagar por mucho tiempo y tú no tengas el respaldo económico para pagarle la deuda al avalado, las instituciones financieras pueden quitarte los bienes como garantía del adeudo. Inclusive, por ley te pueden incautar parte de tu salario, previa orden judicial.
¿Quieres que te quiten los bienes que te has ganado de manera legítima por las deudas de otras personas?
3. Problemas legales
Te lo diremos muy claramente. A las instituciones financieras no les importa que la deuda que avalaste no sea tuya, solo les importa recuperar el dinero que prestaron, inclusive si es a través de los juzgados.
Así que, si respaldaste a una persona incumplida con sus deudas, podrás ser demandado y enfrentar a la justicia.
4. Estrés
Algunos prestamistas recurren a llamadas, notificaciones, documentos o estrategias ilegales como las amenazas o los insultos para recuperar su dinero.
Si eres aval, tendrás que vivir en carne propia ese tipo de molestias.
5. No recuperarás tu dinero
Si decidiste asumir las deudas de alguien más, no existe garantía alguna de que esa persona te pague a ti el dinero que le dejó de pagar a la institución financiera. Si es incumplido con los bancos, ¿qué te hace pensar que será cumplido contigo?
Aunque en este artículo no te recomendamos ser aval financiero de alguien, existen algunos casos en los que vale la pena considerarlo:
- Si la persona es de tu completa confianza y sabes muy bien que tiene ingresos suficientes para pagar el crédito tramitado.
- Si es un familiar que apenas está iniciando su historial crediticio y depende de ti económicamente.
Sin embargo, evita ser aval si la persona que te lo pide, aun siendo de tu total confianza, tiene estos antecedentes:
- Ha dejado de pagar créditos anteriormente o lo ha hecho con retrasos.
- Si sabes que sus ingresos no son suficientes para liquidar el préstamo.
Y por supuesto, no seas aval de alguien cuya relación no sea muy cercana contigo o no conozcas bien.
Aceptar ser aval financiero de alguien es una decisión muy importante que se debe tomar de manera razonada y tranquila. Evita dar el “sí” a las primeras de cambio y sigue estos consejos:
1. Infórmate: investiga lo más que puedas sobre el historial financiero de la persona que te pide ser su aval. Puedes hacer las siguiente preguntas clave:
2. Revisa el tipo de crédito que va a solicitar: también debes informarte acerca del tipo de préstamo que va a pedir y cuáles son sus condiciones. Los siguientes puntos te pueden ayudar a obtener esa información crucial:
3. Comunícate con el avalado: más allá de si la persona que te pide ser aval es amigo, familiar o conocido, es muy importante que revises si tienes comunicación permanente o no con esa persona. Si hablas de manera continua, abierta y sincera con ella, podrás estar más seguro de que diste tu aval a alguien de confianza.
Evita incidentes desagradables como llamar a teléfonos que no existan, que no te respondan los mensajes en redes sociales o que de plano el avalado desaparezca al saber que alguien más pagará sus platos rotos.
Como puedes ver, ser aval va más allá de dar una palmada en el hombro a otra persona, implica toda una serie de riesgos y conflictos que te pueden dejar como el chivo expiatorio de deudas ajenas. A continuación, te dejamos algunos puntos finales sobre este tema:
¿Alguna vez has sido aval de un conocido o cercano? ¿Cuál ha sido tu experiencia? ¡Déjanos tus comentarios!
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