June 16, 2021
Pésele a quien le pese, las bigtech, como Facebook y Google, incursionan cada vez más en el ecosistema de los servicios financieros y se perfilan como el rival a vencer más pronto que tarde.
Las razones sobran: millones de usuarios confían y usan sus servicios diariamente, mientras el sector financiero tradicional, fiel a su costumbre, se ha limitado a reaccionar, en lugar de innovar.Al satisfacer necesidades no atendidas por la banca, ya sea por omisión o descuido, da igual, las bigtech representan una seria amenaza para el imperio de las instituciones tradicionales.
Información y confianza, factores clave
Muchos pueden preguntarse cómo es posible que esto ocurra. Sin embargo, el factor determinante, a corto y mediano plazo, parece ser el mismo: el volumen de información que poseen las bigtech.
Con lo anterior nos referimos a la infinidad de transacciones, tanto cuantitativas como cualitativas, que ocurren en las plataformas de estos colosos tecnológicos.
Pero eso no es todo, ya que habría que sumarle la relación directa que tienen las bigtech con sus usuarios y la confianza que estos últimos depositan en sus servicios.
La lección es para todos
Pero el sector financiero tradicional no es el único actor que debe prestar atención a los efectos de este nuevo paradigma.
En este contexto, las fintech también tienen mucho que aprender de las bigtech, particularmente sobre sus estrategias enfocadas en la expansión de sus servicios.
Dichas estrategias comprenden desde el desarrollo de plataformas confiables y eficientes hasta la generación de alianzas con diferentes actores… y sí, la banca puede ser uno de ellos.
Atender, colaborar, crear...o morir
En ese orden de ideas, para prosperar, las fintech tienen tres opciones. La primera de ellas, y quizá la más obvia, es resolver necesidades específicas de una manera más eficiente y creativa.
La segunda es apostar por la creación de productos financieros que complementen o aporten un valor real y diferenciado a los servicios de las bigtech.
Finalmente, la tercera consiste en explorar mercados desatendidos y construir una base sólida de usuarios. ¿Difícil? Sí. ¿Imposible? No.
Esto apenas comienza
Los servicios financieros representan una enorme oportunidad de negocio y las grandes firmas tecnológicas lo saben, sería ingenuo pensar lo contrario.
La criptomoneda de Facebook, así como el desarrollo de innovaciones financieras por parte de Google, son sólo la punta del iceberg de lo que se aproxima.
En ese escenario, las fintech deben evitar cometer los mismos errores que han cometido históricamente las instituciones financieras tradicionales.
La pasividad, la desatención de necesidades reales y la falta de interés por el usuario ya no tienen cabida alguna, quienes no lo entiendan tienen los días contados.
Las reglas cambian, ¿los jugadores también?
Por otro lado, a corto y mediano plazo podríamos ratificar que la competencia entre el sector tradicional y las fintech es, quizá, más teórica que práctica.
Lo anterior puede dar paso al surgimiento, ahora sí, de alianzas formales entre las fintech y las instituciones financieras tradicionales, ya sea por voluntad propia o por necesidad.
El tablero está en la mesa, los jugadores comienzan a tomar sus posiciones, ahora toca ver quién tomará la batuta. Pero algo está claro: las reglas del juego van a cambiar drásticamente.
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