June 16, 2021
Creatividad y disciplina fueron algunas de las características que, durante su infancia, distinguieron a Jeff Bezos, Bill Gates y Warren Buffett, los tres hombres más ricos del planeta, según la más reciente lista de Forbes.
Aquí te compartimos algunos detalles sobre cómo fue la niñez de cada uno de ellos:
1. Jeff Bezos
La infancia del CEO de Amazon no comenzó con el pie derecho: sus padres se divorciaron cuando tenía 17 meses y, según el periodista y biógrafo Brad Stone, su padre solía beber demasiado.
Posteriormente, su madre conoció a Miguel Bezos, quien se casó con ella y adoptó a Jeffrey Preston, mejor conocido como Jeff Bezos, actualmente el hombre más rico del planeta.
Durante su niñez, Jeff pasaba los veranos con sus abuelos en un rancho de Texas, donde acostumbraba arreglar molinos de viento y vacunar ganado, entre otro tipo de actividades.
Desde pequeño, Bezos dio pistas de su intelecto al desarrollar un algoritmo para evaluar el rendimiento de sus profesores y un mecanismo para evitar que sus hermanos entraran a su cuarto.
2. Bill Gates
Durante su infancia, el cofundador de Microsoft devoraba libros, era un buen alumno y disfrutaba de juegos de estrategia y negocios como Risk y Monopoly.
Fue un estudiante brillante, particularmente en matemáticas y ciencias; sin embargo, diversos trabajos bibliográficos y periodísticos señalan que también destacaba en inglés y arte.
Aunque no se caracterizaba por ser un niño problemático, sus padres temían que se convirtiera en una persona solitaria, pues en ocasiones lucía aburrido y algo retraído.
El pequeño Gates tuvo una relación muy cercana con su madre, quien acostumbraba llevarlo a escuelas y organizaciones comunitarias para trabajar como voluntario.
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3. Warren Buffett
Desde su niñez, el inversionista y empresario mostró una habilidad excepcional para hacer dinero de diversas formas, habilidad que, por cierto, aún conserva.
Comenzó a vender limonada, aunque en lugar de hacerlo afuera de su casa, decidió hacerlo afuera de las casas de sus amigos, donde pasaba más gente caminando.
Posteriormente empezó a repartir periódicos mientras seguía buscando otras fuentes de ingresos. A los 13 años le iba tan bien, que ganaba 175 dólares a la semana, ¡más que sus maestros!
Un año después, invirtió en un negocio que compró su padre y en tierras de cultivo, donde trabajaba un agricultor con quien compartía las ganancias.
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