June 16, 2021
*Autor invitado: Héctor Sosa, autor de libro Adiós a tu Jefe y del blog adiosatujefe.com
Una de las trampas más comunes en las que caemos al inicio de nuestra adultez (y a veces durante toda la vida) es endeudarnos de más por acumular cosas que quizá no debimos comprar en primer lugar.
El desconocimiento sobre el uso correcto de las tarjetas de crédito, aunado a “irresistibles” ofertas con meses sin intereses, hacen que sea muy probable que al menos una vez todos hayamos caído en esta situación.
Quiero ser muy claro: gastar no tiene nada de malo.
Al contrario de lo que aconsejan muchos expertos en finanzas personales, yo no te voy a regañar por comprarte el nuevo iPhone, el café de 75 pesos del Starbucks o el carro nuevo que siempre soñaste. En primer lugar porque no tiene nada de malo gastar en lo que te hace feliz (siempre y cuando no comprometa tu estabilidad financiera) y porque no soy nadie para juzgarte.
Todos tenemos gustos y preferencias distintas, por lo que los gastos que para algunos resultan buena idea, para otros podrían parecer absurdos y viceversa.
La relatividad de las “deudas buenas y malas”
Todo depende de tu situación personal y del objetivo del crédito.
Si te endeudas, por ejemplo, para comprar una casa y puedes pagar cómodamente la hipoteca (representa menos del 30 por ciento de tus ingresos totales) lo más probable es que no sea una deuda “mala”, sobre todo si logras hacer pagos anticipados de capital para reducir el plazo del crédito y poder pagarla mucho antes del plazo original.
De hecho, eso hice para pagar mi primera hipoteca en cinco años y lo estoy haciendo de nuevo con otro crédito hipotecario.
Si te embarcas con un crédito automotriz con un pago muy por encima del 10 por ciento de tus ingresos, quizá sí te estés metiendo en una “deuda mala”, sobretodo si ese auto es sólo para satisfacer tu ego o necesidad de aceptación social. Por el contrario, si es una herramienta de trabajo que potencialmente te permitirá generar mayores ingresos, se podría convertir en una “deuda buena”.
Las “deudas malas”, entonces, son aquellas que no te ayudan a apalancarte para generar más riqueza, sino que, por el contrario, te cuestan más de lo que producen o valen y afectan tus finanzas personales.
Las “deudas buenas”, por el contrario, te ayudan a usar el dinero de otros para crecer y generar más riqueza. Por ejemplo, compra de inmuebles, herramientas y equipo, capital de trabajo, etcétera. En otras palabras, el dinero que tomas prestado te va a generar más ganancias que el interés que te van a cobrar.
La idea de este post es ayudarte a salir de las “deudas malas” que has dejado entrar en tu vida, ya sea por inconsciencia, descuido, inocencia, emergencia o simple ignorancia. Las deudas buenas no tienen necesariamente que liquidarse inmediatamente. Mientras sigas pagando puntualmente tus créditos y las tasas de interés sean razonables, no son una prioridad.
Como ya he compartido en distintas publicaciones en el blog Adiós a tu Jefe, si gastamos de manera consciente en lo que realmente nos da satisfacción y/o forma parte de nuestros objetivos de vida, está perfecto. La palabra clave es “consciente”. Más adelante explico esto con mayor detalle.
No hagas esto si quieres vivir libre de deudas malas
Algo que sí me parece irresponsable es gastar indiscriminadamente porque “te sobró un dinerito”. El dinero nunca sobra, más bien lo que pasa es que no sabemos cómo o en qué usarlo para que produzca más y lo terminamos desperdiciando.
El problema comienza cuando este tipo de comportamientos se convierten en hábitos y nos acostumbramos a vivir debiendo la siguiente quincena. Aquí es cuando, sin saberlo, estamos a un mal paso de caer en deudas que podríamos arrastrar durante mucho tiempo.
Este post lo hice pensando en aquellas personas que se encuentran en esta situación. Aunque muy pocas lo aceptan abiertamente, yo calculo que al menos la mitad de la población se encuentra con algún tipo de deuda mala que no puede liquidar de un solo golpe y le genera altísimos costos en pago de intereses.
Quizá este post no sea para ti, pero muchos de tus amigos y familiares te agradecerán si se los compartes.
Independientemente de la profundidad del hoyo financiero en el que te encuentres, si te lo propones realmente, siempre habrá una manera de salir, sólo es cuestión de tiempo para que lo consigas.
A continuación describo los principales pasos que en mi opinión todos deberíamos seguir si queremos salir de deudas para siempre:
1. Ten claras tus prioridades
Si sabes a dónde quieres llegar en el mediano y largo plazo, es mucho más probable que lo logres.
Si no tienes claro lo que quieres ni hacia dónde vas, no tiene ningún sentido ahorrar ni minimizar gastos y lo más probable es que en vez de reservar ese dinero te lo gastes en cualquier otra cosa que se te atraviese en el camino, ¿estás de acuerdo? De hecho, esto es lo que la mayoría de la gente hace: se gasta el dinero que “le sobra” en tonterías. La realidad es que el dinero nunca sobra, más bien es que no definieron en qué iban a gastarlo.
No tener claros nuestros objetivos nos llevará invariablemente a hacer compras poco inteligentes que no se alinean con nuestras prioridades, es decir, lo que realmente nos importa.
2. Gasta de manera consciente
Aquí no se trata de volverte en un tipo miserable que ahorra hasta en el peluquero y le duele comprarse un café latte venti del Starbucks. Créeme, si un café de 70 pesos te pega en tus finanzas, tienes un problema de ingresos, no de gastos.
Aquí es donde difiero de muchos gurús de finanzas personales, porque se enfocan demasiado en minimizar los gastos, como si lograr la libertad financiera se tratara solamente de vivir de sopas maruchan y evitar a toda costa los “lujitos”. Desde mi punto de vista, ese enfoque proviene de una metalidad de escasez. Pienso que la forma más efectiva de salir del hoyo financiero es atacando desde dos frentes: minimizar los gastos e incrementar los ingresos.
En este punto me enfocaré en minimizar los gastos y en el siguiente hablaré sobre incrementar los ingresos.
Para minimizar los gastos, primero debemos saber en dónde estamos parados.
Esto se logra haciendo un presupuesto. Necesitas saber en qué se te va el dinero, si estás gastando más de lo que ganas y a cuánto ascienden tus deudas. De lo contrario, estarás tratando de pegarle a la piñata con los ojos vendados.
Afortunadamente, actualmente ya hay herramientas que nos permiten hacerlo de manera muy sencilla como, por ejemplo, Finerio y Fintonic, las cuales nos ayudan a automatizar nuestros registros de gastos sicronizando nuestras tarjetas de débito y crédito en sus plataformas. A mí me funcionan porque soy demasiado flojo para registrarlos manualmente.
Una vez que sabemos en dónde estamos parados, el siguiente paso es decidir cuáles gastos sí y cuáles no son importantes para nosotros (de acuerdo a nuestras prioridades).El qué dirán, el impresionar a los demás, el no “quedarte atrás”, es una de las razones principales por las que la gente se endeuda y gasta más de lo que gana. Creo que casi todos pasamos por ahí, yo mismo caí en esa trampa por varios años. Lo importante aquí es hacer consciencia de esto y hacerlo a un lado; romper los estereotipos, dejar de aparentar y enfocarnos en ser verdaderos ricos.
3. Genera nuevas fuentes de ingreso
Podría platicar por horas sobre distintas maneras de lograr múltiples fuentes de ingreso. Es un tema que me apasiona. De hecho, es justamente por esto que escribí un libro llamado Múltiples Fuentes de Ingreso (bestseller en Amazon). También he publicado posts en el blog y videos en el canal de YouTube sobre el tema.
Pero en este post sólo quiero decirte que tener múltiples fuentes de ingreso es como una silla de 10 patas; si dos o tres de ellas se rompen, no te caerás al suelo. Si no generas nuevas fuentes de ingreso (aunque sean pequeñas), estarás en una situación bastante incómoda porque, en caso de que pierdas tu empleo o negocio, sufrirás el golpe de manera directa.
Además, otra gran ventaja de tener fuentes de ingreso adicionales es que acelerarás muchísimo el proceso, no solamente de salir de deudas, sino también de lograr tu libertad financiera.
4. Ten un fondo para emergencias de al menos dos meses de tus gastos mensuales
Imprevistos siempre habrá: el coche se averió, tu perro comió algo que no debía, etcétera. Si no tienes un guardadito para esos eventos, corres el riesgo de endeudarte nuevamente y retroceder el camino andado. Tener dos meses de tus gastos siempre disponibles es algo razonable para emergencias y gastos no planeados.
Para esto, puedes abrir una cuenta en CETES Directo y meter tu lana en UDIBONOS o un pagaré bancario con vencimientos diarios. El chiste es tenerlos disponibles de manera casi inmediata ante cualquier eventualidad.
5. Si tu historial crediticio te lo permite, consolida tus deudas con una tasa más baja
Una alternativa muy recomendable es yotepresto, una plataforma fintech de préstamos entre personas en la cual llevo varios años invirtiendo. Si logras pasar sus estrictos filtros y aprueban tu solicitud de crédito, recibirás el dinero que requieres para liquidar las deudas que tengas en otros lados y pagarlas a una tasa mucho más baja, ahorrándote así bastante tiempo y dinero.
El dinero que recibirás será prestado por muchos inversionistas que, como yo, apoyamos a otras personas a liquidar sus deudas con tasas de interés más bajas a cambio de un rendimiento superior a lo que obtendríamos en pagarés bancarios o SOFIPOS, por ejemplo. Es una relación ganar-ganar que me gusta bastante.
6. Liquida tus deudas más pequeñas primero (Método Snowball de Dave Ramsey)
Aunque este método no es el más eficiente en términos económicos (ya que quizá no pagarás primero las deudas más caras) la gran ventaja de este enfoque es que obtendrás “ganancias rápidas”, es decir, resultados rápidos o pequeñas victorias que te motivarán para seguir adelante.
Es por esto que el método es más efectivo que enfocarte en la deuda más cara, que usualmente es una de las más grandes, por lo que te tomará más tiempo liquidarla por completo.
Por otro lado, al liquidar primero las deudas más pequeñas, podrás ir liberando poco a poco más dinero mes con mes, el cual puedes adicionar a los pagos de las deudas más grandes, creándose así un efecto de bola de nieve que te ayudará a pagarlas más pronto.
7. Sigue aprendiendo
Existe muchísima información gratuita en internet pero, honestamente, la manera más efectiva de aprender y avanzar sigue siendo leer o escuchar libros. A continuación, algunos de los libros de finanzas personales que me parecen indispensables para entender todo este proceso e incrementar enormemente tus probabilidades de éxito:
¿Qué sigue?
Como mencioné previamente, una vez que logres eliminar todas tus de deudas, el siguiente paso será construir tu fondo para emergencias de al menos dos meses de tus gastos de vida. Cuando hayas creado tu fondo de emergencia, estarás listo para dar el siguiente paso hacia tu libertad financiera: convertirte en inversionista.
Al llegar a ese punto, te recomiendo leas mi libro de inversiones, en donde aprenderás todo lo que necesitas saber para comenzar esta aventura con el pie derecho.
También te recomiendo echarle un ojo a este mega post, el cual es una Guía de Inversiones totalmente gratuita en la cual te comparto distintas alternativas de inversión en México en las cuales yo también invierto.
Ahí encontrarás plataformas de inversión en donde puedes comenzar desde 100 pesos.
Importante: no necesitas estar libre de deudas para comenzar a invertir. De hecho, recomiendo que comiences a invertir aunque sea con una pequeña cantidad para que tengas una probadita de lo que será cuando ya estés libre de deudas y todo lo que hoy pagas en tus créditos lo puedas diversificar en distintas inversiones, para que el dinero, finalmente, trabaje para ti en vez de trabajar para él.
Deseo tengas mucho éxito en tu camino hacia la libertad financiera.
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