Así aproveché la pandemia para crear mi fondo de emergencia

June 16, 2021

La pandemia y las medidas para contenerla han planteado un gran reto financiero para millones de mexicanos. Sin embargo, también existen casos de éxito como el de Enrique, uno de nuestros acreditados que, en estos meses, logró crear su fondo de emergencia. ¿Quieres saber cómo lo consiguió? Aquí te lo cuenta:

No cometas el mismo error

¡Hola! Me llamo Enrique, tengo 35 años y soy ingeniero.

Antes de platicarte cómo aproveché la pandemia para crear mi fondo de emergencia, quiero reconocer que he sido una persona muy afortunada: no perdí mi empleo, no tuve que cerrar un negocio y mis ingresos no se redujeron.

¡No lo digo para fanfarronear, al contrario! Lo que pretendo al decirte esto es que sepas que reconozco que mi contexto fue bastante favorable y que, en gran medida, por eso conseguí construir mi fondo de emergencia.

Si tú no tuviste la misma suerte que yo, de verdad, espero que pronto puedas salir adelante y que este post te sirva en un futuro no muy lejano para crear tu fondo de emergencia.

Pero si tú eres igual de afortunado que yo, te invito a que pongas manos a la obra y no cometas el error que yo cometí durante muchos años: postergar mi ahorro.

Paso 1: me comprometí

El primer paso fue comprometerme a crear mi fondo de emergencia. Durante años tuve la intención de hacerlo, pero siempre lo dejaba para “cuando se pueda”.

Tengo que reconocer que la pandemia, la cuarentena y los despidos en la empresa para la que trabajo fueron motivos muy poderosos para, ahora sí, ponerme a ahorrar.

Como cualquier persona, tengo gastos y compromisos, así que tenía miedo de lo que pudiera pasar. Ese temor fue un gran aliado, porque me hizo darme cuenta de lo vulnerable que era.

Aprendizaje 1: si empiezas a crear tu fondo “cuando se pueda”, va a ser imposible que lo tengas “cuando lo necesites”. Bien dicen por ahí: no ahorres lo que te queda después de gastar, gasta lo que te queda después de ahorrar.

Paso 2: recorté gastos

Esto fue relativamente sencillo gracias al encierro, ya que, de un día para otro, no tenía que gastar en gasolina, en comidas fuera de la oficina ni en la membresía del gimnasio (al que nunca iba, por cierto).Pero eso fue sólo el principio. Cuando vi todo el dinero que me estaba ahorrando, observé mi presupuesto mensual (si no lo has hecho, déjame decirte que lo necesitas urgentemente) para ver en qué más podía ahorrar.

ntusiasmado por ver cómo crecía mi fondo, cambié varios hábitos: dejé de pedir comida a domicilio, cancelé servicios que no utilizaba, dejé de comprar en Amazon como si no hubiera un mañana… ¡y funcionó! Fui un tanto obsesivo con el ahorro, lo reconozco, pero no había de otra.

Aprendizaje 2: tienes que ser implacable con tus gastos y recortarlos lo más que puedas, así parezcan “insignificantes”. Yo me llevé una enorme sorpresa cuando revisé cuánto gastaba en comida a domicilio y otro tipo de cosas que, creía, no impactaban mis finanzas.

Paso 3: busqué nuevas fuentes de ingresos

Quiero ser claro con esto: si no hubiera buscado nuevas fuentes de ingresos, hubiera sido imposible crear mi fondo de emergencia tan rápido.

De nueva cuenta, la cuarentena jugó a mi favor, ya que tuve más tiempo libre, que regularmente perdía en el tráfico o en la hora de la comida, y que pude destinar para ofrecer mis servicios a otras personas.

¡Fue increíble… y una locura, para ser honesto! Pero en un par de meses pude crear una cartera de clientes que, aunque no me dejaban una ganancia equivalente a mi salario, apalancaron brutalmente mis ingresos y, por lo tanto, mi ahorro.

Aprendizaje 3: si quieres crear tu fondo de emergencia en un periodo relativamente corto, ahorrar no basta, tienes que buscar fuentes de ingresos adicionales a las que tienes, no existe otro atajo.

Conclusión: lo importante es empezar

Creo que muchas veces pensamos que ahorrar es imposible y aburrido porque simplemente no nos decidimos a hacerlo. En un inicio, a mí tampoco me entusiasmaba la idea, como lo dije, mi motivo originalmente fue el miedo. Lo curioso fue que, conforme pasaron los meses, empecé a observar el ahorro como un hábito divertido, posible y hasta adictivo. Lo importante es empezar.

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